Desmontando el patrón de víctima

El ser humano está compuesto de cientos de patrones de pensamiento, sentimiento y acción que conforman su personalidad. Algunos de ellos son positivos, creativos, constructivos, otros son negativos y destructivos. El patrón de víctima es uno de éstos últimos, el peor de todos,  pues desprovee a la persona de su poder, de su capacidad para superar y resolver conflictos, de generar la propia felicidad.

No me refiero a las personas víctimas inocentes y circunstanciales de acontecimientos que se escapan de su control, sino a aquéllas que han convertido la queja y la impotencia en su medio de vida para recibir amor, afecto o cuidados de los demás, a los que no se hacen responsables de sí mismos ni de las circunstancias que, en su mayoría, ellos mismos han creado con su inconsciencia, su dejadez o su mala cabeza.

Cómo se identifica la «victimitis».

Como muchos otros patrones tan arraigados éste suele integrarse en la infancia y por influencia social y mediática. Si el niño  no recibe atención positiva cuando hace las cosas bien, es creativo, amoroso y feliz, tratará inconscientemente de buscar ese reconocimiento que anhela a través de lo negativo,  buscará sentirse mal, enfermo o afligido en un intento de captar del entorno amor y atención.


Cuando el patrón se cronifica la persona que se siente víctima, pierde  la  capacidad de generar amor por sí misma, depende del  entorno  para su propia autoestima, se siente a merced de los demás, del mundo, impotente, se queja constantemente, de los demás, de las circunstancias, ignora su verdadero potencial, su capacidad de reacción, su creatividad, y su potencial para superarse a sí misma, se olvidó  que en su interior yace el poder ilimitado de su Espíritu.


De víctima a responsable

Una  persona con “victimitis” no se hace responsable de sus propios errores, ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el suyo, es pasiva, no se hace cargo de sí misma y espera que otros lo hagan, se queja, piensa constantemente en el pasado, se hunde en su desgracia y con ella a los que le rodean, se vuelve egoísta y manipuladora, pues busca que los demás reaccionen y le den lo que ella no se da a sí misma ni a los demás. Esa dependencia emocional de los demás y del entorno le incapacita para hacerse feliz a sí misma y encontrar en el mundo el reflejo de ese amor. Su actitud anula su capacidad creativa, de aprender y de darse a los demás.

De víctima a responsable.

Nadie es víctima si no se deja, siempre se puede elegir. El patrón responsable es el que equilibra  al de víctima. La persona responsable está en evolución y aprendizaje constante, toma las riendas de su vida, busca en su interior la fortaleza para hacerse cargo de si misma, para cuidarse, busca ayuda si lo necesita  para recuperarse en momentos de necesidad, pero rehúye convertirse en una carga para los demás. Es un alma que piensa en superarse a sí misma, en volver a amar y a darse lo que necesita para seguir adelante y volver a crear y a disfrutar de la vida.  Su actitud positiva y activa le capacita para generar soluciones, encontrar nuevas formas de darse a los demás, desarrollar su creatividad sin límites y evolucionar hasta dónde sea capaz de llegar.

 

Algunas ideas para superar el victimismo y programar RESPONSABILIDAD.

 

– Deja de criticar a los demás y resuelve tus proyecciones negativas inconscientes. Eso es, aplícate a ti mismo lo que piensas que deberían hacer los demás contigo, eso te ayudará a ver la viga en tu ojo y dejar de buscar la paja en el ojo ajeno.

– Así te sientes así emites al mundo. Si alimentas el sentirte miserable e impotente estás emitiendo energía bajísima a tu entorno, no pretendas luego que se te devuelva energía elevada: la ley universal de Causa y Efecto no permite que recibas lo que no das. Hazte responsable de lo que  transmites al mundo, pues son las semillas de lo que recibirás de él.

– Deja de quejarte, de buscar excusas, de culpar a los demás de tu situación, acepta tus errores y conviértelos en tu motivación para mejorar. Ponte en marcha, recupera tu poder, tú eres el creador de tu propia vida.

– No busques que los demás te den lo que tú deberías darte. Date lo que necesitas y amas, reconoce y trabaja tu excelencia, y cuando recibas de otras personas lo mismo que recibes de ti mismo, sabrás que son el reflejo de la mejor parte de ti y que te aman de verdad.

. Observa lo que dices en alto, la palabra dicha manifiesta y crea tu realidad. Que tu inconsciente no oiga tus debilidades porque seguirá manifestándolas.  No te permitas hablar en negativo de ti ni alimentar la versión víctima de ti mismo. Acostúmbrate a querer hacer las cosas bien e ir reconociendo tu esfuerzo, trabajo y resultados. Acostúmbrate a valorar lo mejor de ti mismo y todo irá fluyendo en esa dirección.

Asume que tu vida es asunto tuyo, aprende a responsabilizarte de ti mismo, y ayudar a otros a hacer igual consigo mismos. Si no sabes cómo busca ayuda, no para depender de los demás, sino para aprender a ser independiente y compartir lo mejor de ti mismo. Que tu mejor versión sea la que compartes y transmites al mundo, que tu vida sea inspiración y modelo.

– El héroe que llevas dentro está deseando salvarte de tus malos hábitos y limitaciones, déjale ayudarte. Habla con tu Yo Superior, deja espacio y silencio en ti para que se manifieste y te guie. Como muchos maestros afirman, eres un alma en aprendizaje, en búsqueda de tu divinidad; estás en camino y eso lleva tiempo, esfuerzo y gusto por la aventura.  ¡Feliz viaje!

Beatriz Fernández del Castillo