Lo que nos enseñan los sueños: El valor de la justicia

Los sueños son los mejores maestros, nos dan una visión certera sobre nosotros mismos, nos abren la conciencia, a la verdad, y a nuevas posibilidades de realización. Este es un maravilloso ejemplo  de su poder de decirnos nuestra realidad tal cual es.

 

Berta soñó:

“Estaba de camarera en un comedor de estudiantes, grande y con mesas corridas. Yo recogía las mesas con los restos de la comida. Estaba pasmada, no sólo los estudiantes habían dejado sus restos sin recoger y tenía que hacerlo yo, además se habían dejado platos y platos de paella buenísima, ¡que desperdicio!. Yo pensando que toda esa comida debería recibirla quien la mereciera de verdad”

 

suenos-valor-justiciaBerta es una de mis estudiantes, que a su vez es profesora, y este sueño demuestra una vez más cómo el Ser interno de cada uno sabe perfectamente lo que es justo y lo que no. Le dice exactamente que está sirviendo (camarera) a los estudiantes dejados, los que se sirven de los demás pero no corresponden (que dejan los restos de comida sin recoger), a los que no valoran su esfuerzo y talento, y desperdician los bienes que se les da (la paella, el arroz símbolo de felicidad y abundancia).

 

Se da el caso que esta estudiante de mi web tiene justamente ese problema, se ocupa de los que no lo merecen, les da, les cuida,  atiende los indolentes creyendo así que un dia despertarán de su letargo y estudiarán, pero la verdad es que les está reforzando su vaguería, su falta de interés y trabajo. Berta está cansada, y es normal, desperdicia y tira por la borda su energía y su sabiduría en personas que no se ganan el derecho de ser “alimentadas”.

 

Berta contraviene  la ley de causa y efecto, la que dice que uno recoge lo que siembra, y debido a esa ley, el que siembra dejadez no puede recoger atención, y ella atiende a los dejados, a costa de su propia energía. Asi en realidad es ella la dejada con su sabiduría, su atención, sus bienes espirituales, pues los regala literalmente a quien no se la ha ganado, y tan cansada queda que deja sin atender a los que de verdad merecen su atención, a los que se esfuerzan en aprender y mejorar dia a dia independientemente de su nivel de resultados. Los mejores no son necesariamente los más brillantes, sino los que se superan a si mismos cada día.

 

Ella piensa que los buenos estudiantes no la necesitan tanto, pero es un error garrafal, pues al no ser reconocidos en su esfuerzo y dedicación, está fomentando que dejen de serlo. Está siendo injusta consigo misma y con los que sí se ganaron su confianza. Introyectando el patrón, este sueño también dice que Berta pone más atención en lo que no se trabaja que en lo que si, no se reconoce a si misma lo que ya ha hecho bien y eso le drena energía. Reconocer sus propios méritos es parte de su trabajo consigo misma, pues ese reconocimiento interno le llenará de energías renovadas para seguir avanzando.

 

Algunas madres en su labor de educadoras tienen este problema, en lugar de enseñar a sus hijos a servirse a si mismos y a corresponder las atenciones que reciben colaborando en casa, hacen las cosas por ellos acostumbrándoles a recibir sin dar ni aportar, y todo ello a costa de su propio bienestar, salud y equilibrio personal. Siembran la injusticia que sufrirán más tarde en sus propias carnes en forma de desprecio de parte de sus propios hijos.

 

Equilibremos el patrón

Nuestra mente asociativa funciona igual que en matemáticas, los conceptos tienen un signo y recordemos que:

 + x – = –  ;  – x + = –

Asi que este patrón en particular de atender (+) a los dejados (–) tendrá siempre un resultado negativo , además de fomentar el desatender (–) a los diligentes (+) que si lo merecen.

Si queremos ser justos, la fórmula perfecta sería:

 

– x – = +  ;  + x + = +

No atender (–) a los vagos y dejados porque no se lo han ganado y desaprovechan los bienes que se les da(–) =  (+)

 Y ATENDER (+) A LOS SERVICIALES porque se han esforzado y sacan partido positivo de lo que reciben (+), es decir, alimentar, servir y premiar con atención y cariño especial a los que a su vez sirven a otros, pues la energía asi nunca se desperdicia sino que se comparte y refuerza.

Cualquier otra cosa es contravenir la ley de causa y efecto y  promueve que el universo haga pagar al que malogra dones, energía, y bienes. Yo sé que Berta pensaba que lo estaba haciendo bien, pero su  sueño es más sabio que ella y le previene.

 

El que se aprovecha sin servir a los demás no se ha ganado el derecho a ser servido. El que le sirve (en este caso Berta) está incurriendo en deuda consigo mismo, y lo habrá de pagar tarde o temprano en cansancio, frustración y malestar. El mundo será justo cuando los que vivimos en él ejerzamos esa justicia adecuadamente.   Y tú, ¿sabes ejercerla con sabiduría?

 

Beatriz Fernández del Castillo

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