PROPÓSITO ES COMPROMISO

Todos nosotros nos regimos por patrones de pensamiento, sentimiento y acción. Cuando nos ponemos un propósito habitualmente es para mejorar algo de nosotros mismos, algo que llevamos mucho tiempo pensando que debemos cambiar porque sentimos que las consecuencias no nos agradan, o porque necesitamos resolver algún efecto negativo que tiene su origen en un mal hábito. Es el sentimiento lo que nos lleva volver a pensar y decidir otra cosa, pero ese nuevo pensamiento necesita la energía de la emoción (lo que nos mueve a hacer) para impulsar el cuerpo que lo ejecuta.
Si nos falta amor por el nuevo objetivo no lograremos mantenerlo en el tiempo. Y para adquirir amor por él los hemos de trabajar, adquirir experiencia, vibración, emoción, lo que nos llevará a la acción sin esfuerzo.

 

EL CORTO Y EL LARGO PLAZO

Pensamiento + sentimiento = acción.

Un patrón que deseamos cambiar suele tener un beneficio a corto plazo (+) , pero negativo a largo plazo (-). ¿Por qué cuesta deshacerse de él? Porque seguimos pensando que nos perdemos algo si renunciamos al beneficio a corto plazo, aunque ello suponga sufrimiento o malestar a largo plazo.

 

Casi todas las adicciones tanto físicas, materiales o emocionales tienen este patrón. Desde el mantenernos en relaciones disfuncionales por no perder lo poco de bueno que os puedan aportar (aunque después se convierta en un infierno), hasta mantener trabajos, hábitos de alimentación, de relación, de bebida, o cualquier otra adicción, porque no somos capaces de renunciar a algo menor y peor a corto plazo para conseguir algo mayor y mejor a largo plazo.

 

Por ejemplo. El famoso propósito de ir al gimnasio, ¿Por qué voy a hacer deporte si me cuesta tanto a corto plazo superar la vagancia por un supuesto beneficio a largo plazo que aún no veo ni siento? Ese «beneficio” que aún no puedo cuantificar es uno de las razones por las que nos mantenemos en el patrón erróneo. Y es que el cuerpo que no ha experimentado aún ese beneficio, no nos «pide” el ir al gimnasio, hay que darle tiempo para que se sienta bien después de haber ido. No nos lo pide hasta que hayamos hecho el esfuerzo consciente de ir unas cuantas veces y hayamos grabado la experiencia positiva emocionalmente en el cuerpo. Entonces él nos pedirá ir al gimnasio, porque ya ha tenido la oportunidad de experimentar ese beneficio y nos va a demandar más de lo mismo.

 

EL CUERPO TARDA UN TIEMPO EN APRENDER LO QUE LA MENTE PIENSA

 

La mente tarda muy poco en pensar de manera diferente, ahora puedo pensar A y dentro de un rato B, y realmente no ha habido casi ningún esfuerzo por cambiar de pensamiento. Pero entonces viene el poner en práctica el nuevo pensamiento, y el cuerpo tiende a hacer lo que sabe, lo que tiene «programado” desde hace años, el viejo patrón. Cada vez que hacemos y repetimos un patrón se hace más fuerte y almacena energía cinética en el cuerpo, de manera que cuando nos enfrentamos a algo parecido, el cuerpo puede atenderlo casi de manera automática sin la intervención consciente de la mente. Es la manera en que podemos por ejemplo conducir y hablar o pensar en otra cosa al mismo tiempo, el cuerpo ya aprendió a conducir y muchas de las funciones las realiza de manera automática y las pasó a «acto reflejo”.

proposito es compromiso

Para hacer un cambio que permanezca en el tiempo, en la intención, y en la ejecución, hemos de programar algo más que la nueva idea que tenemos de nosotros mismos, la intención o el objetivo que nos marcamos, hemos de darnos la oportunidad de sentir algo por ese nuevo patrón y para eso, hemos de aceptar el esfuerzo del principio para llevarlo a cabo conscientemente el tiempo suficiente para que el cuerpo se habitúe al nuevo patrón y le «coja cariño”, le encuentre el beneficio y lo «sienta” como propio y amado. Necesitamos fuerza de voluntad inicial, pero para que no genere «efecto rebote», hemos de evitar la obligación y fomentar la devoción y el amor por el nuevo patrón.

 

LA FUERZA DE VOLUNTAD EN REALIDAD NO NACE DE LA OBLIGACIÓN SINO EN LA DEVOCIÓN.

SI QUIERES MANTENERTE EN EL NUEVO PATRÓN HAS DE APRENDER A AMARLO.

EL AMOR ES LO QUE PROPORCIONA EL IMPULSO Y LA FUERZA A LA VOLUNTAD.

 

Cuando ese sentimiento o sensación positiva nacida de la experiencia pasa a ser una razón por la que haces la nueva actividad y se unen mente y corazón, el proceso de grabación del nuevo patrón se completa, y será difícil que se altere a no ser que decidas hacer conscientemente otro cambio.

En nuestro ejemplo del gimnasio: cuando alguien dice, «voy a gimnasio porque después me siento mejor, estoy más activo todo el dia, me da seguridad en mi mismo”…. ya sus razones y sus sensaciones están unidas y son positivas «en el largo plazo”, y eso le ayuda a ejecutar el esfuerzo de ir al gimnasio «en el corto plazo”, aunque ya no es tanto esfuerzo porque ama hacerlo por sus resultados, y ese amor es el que le da el impulso y la fuerza.

 

En resumen:

 

Ponte un objetivo, sea material, emocional, mental o espiritual y comprométete con ese objetivo y contigo para llevarlo a cabo, con las dos cosas. Recuerda que si te fallas a ti por no ejecutarlo, también fallará el objetivo que te hayas marcado.
En el ejemplo anterior, si te fallas por no ir al gimnasio, también dejas de llevar a cabo tu objetivo de mantenerte en forma.

 

Ve probando formas de hacerlo hasta que encuentres una que vaya mejor con tu personalidad, tu forma de ser, tu disponibilidad de horarios, tus gustos…intenta que sea la actividad o el cambio que sea te agrade también en la forma de realizarlo. Asi no tendrás excusas para faltar a tu compromiso.
Siguiendo con el ejemplo, puede que el deporte al aire libre vaya mejor con tu forma de ser, te motive más y te cueste menos mantener tu promesa que ir al gimnasio.

 

– Para que todo tu sistema mental, emocional y físico tenga un recuerdo de los beneficios de la nueva actividad, deberás intentarlo varias veces con conciencia plena hasta que el mismo cuerpo, tu bienestar y tu mente te lo pidan y el patrón vaya cogiendo inercia por si mismo. Ése será el esfuerzo inicial, investiga la mejor manera y con el menor esfuerzo según tus gustos y habilidades para realizar la nueva actividad, eso eliminará parte del esfuerzo inicial, «sarna con gusto no pica”.

 

Siguiendo con el ejemplo, ve probando varias actividades, maneras de realizarla, hasta que encuentres una que te guste y elimine parte del «esfuerzo”inicial. Puede que las máquinas te aburran, pero las artes marciales te encanten….o que las artes marciales te parezcan demasiado duras pero el Pilates sea justo lo que estabas buscando. Conviértete en el investigador de ti mismo, descubre cómo hacerte feliz.

 

Recuerda el porqué lo haces constantemente para mantenerte en el objetivo, hasta que el patrón se haya instalado definitivamente y el viejo ya no te demande atención. Ve apuntando los beneficios que vas adquiriendo, uno por uno, valóralos, repítete cuanto te gustan esos nuevos cambios, con el tiempo todo tu sistema se amoldará al nuevo patrón sin esfuerzo, porque ya el beneficio resultante está íntimamente ligado al patrón por emociones, que son las artífices verdaderas de todo cambio.

 

– Y cuando ya lo hayas conseguido, relájate y disfruta de tu trabajo, de tu ejecución, de tu proceso creativo, y del orgullo de haberte enseñado una nueva forma de hacerte feliz y conseguir resultados. Ese es el mayor beneficio que habrás adquirido en el proceso, porque la sensación de fracaso por haberse fallado a uno mismo es lo que hace que la mayoría de los buenos propósitos se queden en el olvido.

 

Beatriz Fernández del Castillo